La regulación emocional es un signo de madurez que se va alcanzando progresivamente a lo largo del desarrollo del niño y del adolescente. La regulación emocional, si bien hay que considerar las distintas etapas evolutivas, es algo que se va aprendiendo dentro del proceso de socialización, es decir, de interacción con otros.
Hablamos de regulación emocional cuando se aprende a identificar las emociones y a no dejarse llevar por ellas, es decir, se es capaz de gestionarlas para que éstas no nos secuestren hasta el punto de perder el control de nuestro comportamiento. Por ejemplo, pegar o insultar cuando sentimos ira, tirarse al suelo y gritar desconsoladamente durante un largo rato ante el enfado, tristeza o frustración, etc.
Enseñar técnicas de regulación: Inculcar prácticas como la meditación, la respiración profunda y la reflexión para ayudar a los estudiantes a gestionar sus emociones.
Crear un entorno de apoyo: Fomentar un ambiente de apoyo en el hogar y la escuela, donde los estudiantes se sientan seguros para expresar y gestionar sus emociones.
Trabajando juntos, padres y educadores, podemos ayudar a nuestros estudiantes a desarrollar habilidades de control emocional que les permitirán enfrentar los desafíos de la vida con confianza y resiliencia ¡Unidos, podemos hacer la diferencia en su futuro!
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